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JUNIO 2016  /  ENTREVISTAS

JESÚS GIL, UN REFERENTE EN EL SECTOR INMOBILIARIO

13-06-2016 9:47 p.m.

Es un enamorado de su empresa, un currante, una persona a la que le gusta involucrar a la gente en sus proyectos. Así empezó hace más de tres décadas con su socio en la empresa inmobiliaria Gilmar, Manuel Marrón. Es Jesús Gil Marín, un empresario de éxito orgulloso de lo suyo y apasionado de los animales

De las personas de las que más orgulloso me siento es de mi padre, es de las que más he aprendido. Además, en el terreno humano, era un personaje con unas capacidades brutales”, señala lleno de orgullo Gil y añade que empezó a trabajar, junto a Manuel Marrón, para mi padre sin haber cumplido los 20, “ya que Manuel y yo fundamos Gilmar (de Gil y Marrón, no de Gil Marín como cree la gente) cuando tenía 21 años”.

En aquellos años es cuando decidió montar su propia empresa, independizarse, para lo que siempre contó con la ayuda de mi padre. “A partir de ahí [su padre y él] incrementamos incluso nuestra relación, ya que me llamaba a primera hora de la mañana para ver qué hacía, comenta entre risas, imagínate a esas edades…”, señala.

La clave del éxito

Como si fuese una especie de clave de éxito, Gil define su relación con Marrón: “respecto a mi socio, qué decir… cuántos matrimonios quisieran decir que llevan 33 años. Nuestra relación es curiosa porque en lo personal nos parecemos muy poco, pero en lo profesional, tenemos un sentido del respeto muy grande y le dedicamos mucho tiempo a la empresa”.

Quizá por eso, Gilmar es uno de los referentes inmobiliarios del sector del lujo no solo en el país, sino también en gran parte del extranjero, aunque para Jesús no es solo eso. “Tenemos oficinas que están en otro tipo de barriadas. Buscamos dar el mismo nivel de servicio a una persona que se puede comprar un apartamento de 150.000 euros que a otra que invierte 15 millones de euros en su vivienda. Tenemos claro que la persona que una vez coincidió con nosotros pueda decir que nosotros somos un referente”, asegura.

Para ellos, el trato al cliente es una de las premisas con las que funcionan y por las que llevan tanto tiempo como una de las inmobiliarias más importantes del país. Si luego, por otro tipo de razones, se han ido posicionando en un sector más alto, “en ningún caso significa que el trato va a ser diferente pague un alquiler de menos o compre por más”, señala y añade la oferta de servicios integrales a la medida de cada cliente, mejorando la experiencia de sus clientes de posventa, como el de reformas, paisajismo y diseño de jardines.

“Es cierto que tenemos un papel de protagonismo a nivel de casas caras en Pozuelo. Por ejemplo en La Finca, pero eso no significa nada. Solo que la gente necesita un buen asesoramiento. Pero la verdad es que los problemas llegan a todos de igual manera”.

Para Jesús, el sector inmobiliario es el valor más seguro desde el punto de vista de inversión “sin lugar a dudas. Las opciones o alternativas que tiene alguien que se quiera invertir en cualquier sitio son bastante más bajas que las de este sector. Cualquiera que se compre un inmueble puede conseguir una rentabilidad del 5%, algo que no te dan valores de eléctricas o banca. Además, tienes otras muchas posibilidades. Como negocio es lo mejor y, ante todo, una necesidad. Los españoles siempre, por nuestra cultura, hemos considerado como necesaria la compra de la vivienda. Era sagrado. Ahora sigue siendo una forma de ahorrar, invertir y que a mí personalmente me parece más inteligente como cultura”, explica y añade sobre otra posible crisis inmobiliaria que “otro boom inmobiliario puede ocurrir, cómo no, pero para nosotros es bueno que el sector crezca, por eso lo cuidamos y potenciamos. Es necesario que la Administración, quienes de alguna manera pueden contribuir a que el sector sea más sólido, colabore. El hecho de que hayamos pasado una crisis significa que no la vayamos a pasar otra vez, pues creo que no. ¿Qué suceda con la misma virulencia que la que pasó? Creo que no… hoy sigue siendo prioritaria la compra de la casa”.
Acaban de otorgar a Gilmar la medalla europea al mérito del trabajo europea por impulsar y reactivar el sector inmobiliario. Él tiene claro que todo el mérito es de la gente que tiene: “el éxito de Gilmar es la gente que tenemos por el nivel de compromiso que hay con la empresa. Lo que protagoniza nuestra relación con el cliente es la excelencia en el trato y eso es por la calidad de la gente. Sabe que no hay fórmula mágica, todo es por la calidad de las personas”, concluye.

Pozuelo y Banús

Se podría decir que las dos últimas oficinas que se han abiertos son como la joya de la corona, pero Jesús Gil lo desmiente: “hay gente que se empeña en buscar diferencias entre oficinas, pero no hay ninguna. Nuestra obsesión, quizá hasta patológico, buscamos que nuestro personal se pueda ganar la vida sin distinción. Bien es cierto que la oficina de Pozuelo significa mucho para la empresa por muchos motivos. Independientemente de la objetividad que tenga el informe, acaba de salir en la prensa que este municipio es el de más alta renta per cápita y eso significa que es una plaza de lujo, sin desmerecer ninguna otra, claro está. Comercializamos muchas viviendas de lujo aquí y está claro que los compradores son distintos a los que hay en Estepona, por poner un ejemplo”, asegura.

Una de las preguntas obligadas es lo sucedido con Wanda (propietaria del edificio España). Gil lo tiene claro: “mi hermano [Miguel Ángel es socio de Wanda en el capital del club Atlético de Madrid y su persona de máxima confianza en España y quien le habló del edificio] le hizo un regalo a la ciudad de Madrid y ésta lo ha desechado. La Gran Vía ha sido durante muchos años la calle más conocida de España en el mundo. Se han ido haciendo trabajos de rehabilitación en todo su alrededor, consolidando la zona. Esto era el broche de oro… Dejar perderlo me parece una necedad. Si el ayuntamiento no ha sabido cerrarlo, debía haber un organismo superior que lo hiciera. Wanda tiene el proyecto que quería realizar aquí en varias ciudades del mundo y dejarlo perder por razones técnicas… es una pena, señala.

Una persona muy familiar

Jesus se siente orgulloso de tener amigos, de mi familia, de mi hija. Me gusta creer que Gilmar es una pequeña familia.

Con los suyos sigue jugando al parchís porque es una tradición familiar que no se pierde, pero “ahora también le dedico un poco de tiempo al mus”, señala con una risa. Pero lo que es su pasión son los animales. En concreto los caballos y los perros. Sigue teniendo una yeguada, aunque ya el mundo de la competición lo han dejado de lado. Ahora se dedican a la cría equina. Hace poco, el campeón de campeones (de pura raza española) en México y en Guatemala es de su hierro, el de Valdeolivas.

Para Jesús la política fue apasionada. De la política ha sacado nada más que cosas buenas. “Hasta de las malas he aprendido. Sobre todo de esas. Pero, repito, siempre son cosas buenas. Por ejemplo, mi secretaria, mi mano derecha, se vino conmigo de Estepona”. Incluso fue uno de los primeros alcaldes al que le quitaron la alcaldía una coalición formada por un cuatripartito en la que se unieron PP, PSOE, IU y PA. “Fíjate si debíamos tener proyección de futuro en el GIL y debían estar preocupados, que se unieron esos cuatro partidos que no tienen nada que ver. Y eso ocurrió en 1999”, dice riendo.    Ω

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