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FEBRERO 2015  /  ENTREVISTAS

VICENTE MOLINA: EN LA EDUCACIÓN HAY QUE FORMAR, ADEMÁS DE INFORMAR

07-02-2015 9:14 p.m.

No es el típico profesor. A él le gusta diferenciar la educación de la enseñanza y, así, explica que la educación en Pozuelo ha evolucionado bastante bien durante los 36 años que la ha estado ejerciendo en el municipio. En concreto, en el colegio Liceo Sorolla. Vicente Molina, profesor de Lengua y Literatura, nos cuenta cómo han sido esos años y nos da unos consejos para que las futuras generaciones sigan el buen camino que hay en la enseñanza en Pozuelo

El problema que ve es que ahora se ha “separado enseñanza de educación. Hemos asistido a un montón de planes de estudio en lo que cambian las formas, pero en el contenido poco. Además, en mi asignatura yo no he visto ningún cambio. Cervantes era Cervantes antes y ahora”, asegura y añade que “parece que la educación es de ámbito familiar y la enseñanza es el único trabajo del profesor. Nos olvidamos, así pienso, de que la labor del profesor también es educar siempre que sea necesario. Pero en Pozuelo la educación se ha mantenido bastante bien y nunca han sido colegios problemáticos”.

No sólo hay que informar sino también formar

Respecto a los alumnos nos dice que ha encontrado muchos muy buenos, que han destacado más por lo bueno que por lo malo. Por lo que sí se ha visto impresionado es por el recuerdo que ha dejado en los alumnos, tal y como él mismo recordó el día que unos alumnos suyos le hicieron un homenaje con motivo de su jubilación: “Sorprendido me quedé al comprobar hasta qué punto, a veces sin saberlo, podemos influir, para bien o para mal, como docentes, en la vida de nuestros alumnos”.

Insiste Vicente en que en su trayectoria profesional lo que más tiene es el agradecimiento a todos los que le han acompañado durante estos años. Más de 3.000 alumnos son los que han pasado por su clase y se siente orgulloso de todos. “Siempre me sentí muy acompañado y muy seguro. La literatura marcó desde mi adolescencia las pautas de conducta en la vida, y en ese sentido traté siempre de mostrársela a mis alumnos. Por otro lado he tenido la suerte de contar con compañeros entrañables, muy buenos profesionales que me ayudaron e hicieron que esta ardua tarea que es la enseñanza fuera en el día a día más llevadera”, señala.

¿El móvil en clase?

Siempre han existido los estudiantes que preferían estudiar la manera de no estudiar. Eran los que conseguían escribir las respuestas de un examen en un boli bic con una aguja caliente; los que metían la chuleta en el sitio de las pilas de la calculadora; o los que simplemente se copiaban las respuestas en la palma de la mano… Vicente ha visto de todo. En los últimos años, con los móviles y la no existencia de una norma exacta que prohíba acceder a clase con ellos, se han convertido en las nuevas chuletas. “A veces se pasan la información a través del móvil”, asegura Vicente.

“Además, se ha creado una dependencia increíble que termina perjudicando a los alumnos y a la buena marcha de la clase”, señala este profesor jubilado que ve que el problema se origina en la educación. Añade que “en el momento en que lleva el teléfono hay que decirle que sólo se usa en momentos puntuales o en los ratos de ocio, aunque hay que ofrecerles otras cosas, no solo que estén en el recreo con el móvil. Además, los colegios están muy limitados a la hora de poner restricciones al uso del teléfono”.

Cómo incentivar al alumno

Con el bagaje que tiene detrás, no duda en explicar que para que una asignatura sea o no más atractiva tiene que estar la figura del pr ofesor “que es la más importante de la clase. El contacto directo con el profesor es fundamental. Aunque hoy en día se diga que no es tan necesario porque es muy fácil conseguir la información, lo que yo digo es que la presencia del profesor en clase y el cómo transmita su asignatura es lo más importante”.

Hace un símil de algo que le gusta mucho y que ha usado con sus alumnos muchas veces: el teatro. Asegura que si el actor no se cree lo que está interpretando, poco se lo van a creer los espectadores. Entiende que el profesor debe creerse lo que hace, le debe gustar para así hacer partícipes a los alumnos.

Ya no hay clases magistrales. O cada vez, menos. Este profesor vocacional entiende al profesor como alguien que tiene que incentivar el interés del alumno en la asignatura que esté impartiendo. Siempre depende del profesor, pero la autoridad de este ha disminuido bastante. No tiene que ser todo divertido y ameno para el alumno. No vale lo de mínimo esfuerzo y máximo descanso. Hay que hacerle ver también que hay que trabajar. “Alguien puede pensar que hoy día la labor del profesor, teniendo en cuenta el fácil acceso a la información que nos brinda Internet, es secundaria. Se equivoca. La presencia viva y directa en el aula, la palabra oída y no sólo leída es fundamental en la enseñanza”, asegura.

Vicente incentivaba a sus alumnos realizando actividades alternativas. Uno de los autores que más ha usado ha sido Cervantes. Se ha llevado de excursión a su clase a La Mancha para estudiar al creador de El Quijote; a Almagro para estudiar el teatro del Siglo de Oro… “Eso les era atractivo. Aunque ellos lo veían como una excursión, no era tal. Allí tomaban apuntes y luego pasaban un examen. Años más tarde me he encontrado a esos jóvenes estudiantes que me reconocían que no le entusiasmaba la literatura, pero que aprendieron mucho en esas clases en las que viajábamos”, nos cuenta.

Otra de las actividades que usaba para informar y formar a los estudiantes era el teatro. “Allí no solo aprendían las obras que representaban, sino que fomentaban la memoria, establecían un compromiso con los compañeros, perdían el miedo escénico… No solo era el estudio, sino que esta actividad también ayuda a formarse”, asegura Vicente

La lectura es importante

En un principio la selectividad era algo que se veía como un paso duro, pero posteriormente es una prueba bastante llevadera. Incluso el estudiante se convierte en selectivo. Ve que con una nota baja en uno de los exámenes no le baja mucho la media que le piden para su carrera y es lo que hace. Deja la que menos le gusta y no la estudia. Lo que pasa es que a veces acaban el bachillerato sin cultura general y no saben contestar preguntas de lo más elemental y no saben contestarlas.

Cada vez se lee menos y eso lo he ido viendo a lo largo de los años y es una cosa que hay que cambiar. Caiga o no en el examen, sí es bueno que se la lean para que adquieran cultura.

“La educación va hacia lo mínimo y lo práctico. Aquello que pueda asegurar un futuro en el que el alumno pueda ganar dinero, mientras que antes iba a la formación de la persona”, así de claro se muestra Vicente cuando analiza el futuro de la educación.

“Si el alumno decía que quería hacer Filosofía y Letras porque le gustaba el latín, los padres entendían que ese podía ser su futuro. Hoy en día, en el mismo caso, lo normal es que le padre le diga que no, que se deje de historias, que de eso no se vive… por eso le diría tanto a alumnos como a profesores que nunca pierdan el entusiasmo, porque si lo hacen, no pueden seguir adelante”, concluye.   Ω

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