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FEBRERO 2014  /  ENTREVISTAS

BELINDA WASHINGTON

19-09-2014 11:47 a.m.

Ahora he encontrado la paz

No se calla lo que piensa. Lo dice y te lo crees, porque es una persona que mira a los ojos cuando te habla y tiene una actitud tan positiva que te envuelve. Y no para quieta. Lo primero que hace cuando nos sentamos en la mesa es quitar unas hojillas que no le gustan de la planta que decora la mesa. “Es que me sale el momento virgo y no lo puedo dejar”, dice sonriendo. Es curioso, la canción que está sonando de fondo en el restaurante, que dirige su marido, es The final countdown, de Europe, y como en ésta, “hay tantos años de luz y cosas por encontrar…”, porque Belinda Washington (Altrincham, Cheshire, Inglaterra, 29 de agosto de 1963) no para de buscar o aprender cosas.

Ahora está metida de lleno en el teatro, interpretando por las tablas de los teatros españoles la obra “Ni para ti ni para mí”, una comedia negra que interpreta junto a Miriam Díaz Aroca y que les escribió a medida Juan Luis Iborra a ellas. Interpretan a dos mujeres recién enviudadas que cuando van a recoger las cenizas de su marido descubren una doble vida y un juego algo siniestro que las obliga a entenderse y a compartir a regañadientes una herencia que las acabará convirtiendo en amigas. Hasta el momento, llevan más de 80 bolos y llegarán gasta los 160. Y con mucho éxito.

Además, acaba de firmar una serie para Cuatro, en la que “hago un papel secundario fijo. Aquí hago el papel de una viuda”, nos dice y continúa como descubriéndolo: “¡mira, una viuda! Voy de viuda en viuda, una en el teatro y otra en la tele. Mi marido no sé si tiene buena salud”, dice mientras no deja de reír.

Como no puede dejar de hacer cosas (sigue jugando con las florecillas que ha quitado de la planta), nos sigue diciendo las cosas que hace. Va a clases de pintura y hace acuarelas. Ya ha expuesto en Cartagena y ha vendido sus primeros cuatro cuadros, asegura impresionada. Pero deben de ser buenos, ya que pronto llegará su exposición a Madrid. Y no deja de aprender, porque luego se iba a un curso monográfico para seguir instruyéndose de las técnicas.

No me da tiempo a aburrirme

Cuando le pregunto que si es una mujer del renacimiento porque no para de hacer cosas, lo piensa y responde con una sonrisa que “sí, eso parece, porque también canto. En la obra lo hago en directo. Incluso he pensado en montar una banda, aunque solo hay 24 horas, el tiempo no da para mucho”, bromea.

Ella misma asegura que es “un poco culo inquieto. Aunque la tengo parada ahora mismo, y como me gusta mucho cocinar, también hago una línea de mermelada casera y con productos de la tierra, Das fadas. La realizo en Galicia, las recetas son mías y tengo que volver a sacarlas”. Allí, en la tierra de las meigas tienen una casita que le recuerda mucho a su lugar de nacimiento y al que le gusta ir cada vez que puede.

Cuando quiere descansar, acude al restaurante En Copa de Balón (lugar donde hacemos la entrevista) a ayudar a su marido y a estar con él, ya que por sus agendas no se ven mucho. Otra de las cosas que le gusta es estar con su familia, con sus hijas, viajar, aprender, “acabo de terminar de hacer un curso de interpretación”, asegura. También hace bikram yoga, a 42 grados… “Y eso es bueno, consigues mucha flexibilidad”, nos dice mientras consigue poner el tobillo en la frente. Mientras me recupero del asombro miro al fotógrafo para ver si ha conseguido captarlo. No. Una pena, le digo a Belinda mientras se ríe y lo vuelve a repetir. Vuelvo a mirar al fotógrafo. Nada, se le ha escapado de nuevo.

Seguir aprendiendo

Belinda destaca de su vida laboral muchas etapas, pero de lo último que ha hecho en televisión está encantada con el papel que hizo en la serie “Niños robados”. Interpretaba en un pequeño papel al personaje que iniciaba toda la trama de los robos de niños. Y con una crítica bastante buena.

“Seguiré aprendiendo a los 80 años, es lo mejor”, asegura Belinda quien, desde pequeña, es como la canción de Concha Velasco “Mamá, quiero ser artista”.  Eso era lo que quería hacer, “hasta me inventaba mis propias historias ¡que la gente se creía!”, asegura entre risas, “pero en casa me dijeron que antes me formara y que luego la vida me iría indicando el camino”.

Por eso cursó estudios de Derecho, Publicidad y Arte Dramático, hasta me inventaba mis propias historias sido azafata de vuelo, se pagaba sus caprichos trabajando en una tienda… hasta que a principios de los 90 entrara en la televisión de la mano de Jesús Hermida. Fue ganadora de un TP de Oro cuando presentaba ¡Qué me dices!, “era un programa muy divertido en el que improvisábamos mucho. Éramos irónicos, no hacíamos daño a las personas de las que hablábamos”, asegura y, no obstante, lo que más recalca de su época televisiva es el programa Domingo, domingo. Era en las tardes de los domingos y se hacía en directo. “Si hubiera algún formato que quisiera repetir es el de ese: Domingo, domingo”, asegura Belinda, que ya le ha cogido las vueltas al fotógrafo y no para de hacer gestos cada vez que no está pendiente de ella.

Después de estos programas, pudimos ver a Belinda sustituyendo a Carmen Sevilla en Telecupón (1999), año en el que también presentaba La trituradora. Compartió en el 2000 plató con Rosa Villacastín y Lolita Flores en Grandiosas. Posteriormente hizo El planeta de los niños y Padres en apuros, unos programas pedagógicos de TVE. Ya en  2004 es fichada por Telemadrid para ponerse al frente del magacín de la cadena Abierto por la mañana. Desde 2006 presenta el programa Plaza Mayor en Castilla-La Mancha TV. También en la misma cadena hizo un programa musical: Más de 1000 canciones.

En el teatro debutó en 1994 con la obra “Mejor en octubre”, de Santiago Moncada, junto a Arturo Fernández. Después, en 2008 protagoniza sobre el escenario del Teatro La Latina de Madrid la obra “Como te mueras te mato”. Esta es una de las obras que más le gustó interpretar y, por supuesto, la que está representando actualmente. “Es una mujer fuerte, dura, tajante. Me gusta”, asegura y continúa señalando que “nos ha ido, tan bien, tan bien, que Iborra nos ha escrito otra a medida para las dos. Ahora que tenemos que agradecer todo el trabajo que hacemos…”. La verdad es que sí, es un privilegio.

Una vida muy feliz

Charlando con ella se ve que es una mujer feliz, que lleva toda una vida con su marido. Y que le va bien con su marido “a día de hoy volvería a repetirlo. He tenido muy buena suerte. Es muy buen tío”, asegura. Además, aprendió a cocinar por amor. Ahora es una cosa que le encanta, pero no sabía ni freír un huevo. Y como nos contó antes, hasta hace mermeladas.

Otra de las facetas que a Belinda le gusta es la solidaridad. Ve que es necesario y casi como una obligación ayudar a los más necesitados. Cada vez que puede ayuda a la Asociación Proyecto Gloria, que es una mujer que ayuda a la gente necesitada a pasar el mono en su casa; a la Fundación Barraquer, donde ha terminado siendo instrumentista en el quirófano. Se va a Bangladesh, a Somalia… a ayudar. “Ni las mejores vacaciones te llenan tanto como esto”, nos dice y se le nota. Colabora con muchas y desde hace muchos años. Incluso asegura que le hubiese gustados ser misionera.

Pero al final no lo hizo y hemos podido disfrutar todo este tiempo. El que lleva en Pozuelo. “Estudié en el San Luis de los Franceses, mi adolescencia la he pasado aquí. He ido a El Norte a El Funky, Oh, El caballo de hierro… No paraba de bailar en esos sitios. He visto crecer este pueblo y disfruto mucho de él. Cada vez que hace tiempo salgo en bicicleta a hacer mis cosas. Lo único que no me gusta es el tema del aparcamiento”, asegura.

Finalizada ya la entrevista porque se tenía que ir corriendo a otro compromiso, le pregunto si cree que ha encontrado la paz en Pozuelo y Belinda se dirige a su marido para preguntárselo “¿Crees que he encontrado la paz en Pozuelo?”. Su marido, titubeante porque estaba en otra cosa “Ehhh, sí, sí”, le responde. “Ya has oído”, asegura entre risas, “sí la he encontrado”.